El prólogo de nuestra edición del relato El tribunal de Eva Gore-Booth comienza de este modo la presentación de su autora:
Hija de sir Henry Gore-Booth, terrateniente angloirlandés, aventurero y explorador del Ártico, la poeta y activista Eva Gore-Booth nació en Sligo, en la costa noroccidental de Irlanda. Allí, en Lissadell House, ella y su hermana Constance (pero, sobre todo, Eva) cautivaron a un joven vecino que luego sería famoso, el poeta William Butler Yeats. Yeats visitó con frecuencia la mansión a partir de 1894; y más tarde, en 1927, tras la muerte de ambas, escribió:
Luz de tarde en Lissadell,
grandes ventanas se abren al sur,
dos jóvenes visten kimonos de seda,
ambas hermosas, una es gacela.Sin embargo, las dos hermanas no tardaron en colgar los «kimonos de seda» y rechazar las comodidades ofrecidas por un nacimiento privilegiado y dedicaron su vida (lo cual es motivo de reproche en el poema de Yeats) a la militancia política: Constance, a la causa del nacionalismo irlandés, sobre todo; y, Eva, a la lucha por los derechos de la mujer.
El original de Yeats (1865-1939) es un poema muy conocido («In Memory of Eva Gore-Booth and Con Markiewicz») que el poeta escribió, entrado ya en la sesentena, rememorando los años de juventud y reflexionando sobre su idea de belleza; los versos citados corresponden al inicio:
The light of evening, Lissadell,
Great windows open to the south,
Two girls in silk kimonos, both
Beautiful, one a gazelle.
Como para los objetivos del prólogo sólo interesaban esos cuatro versos, la traducción pudo hacer caso omiso de algunos aspectos formales que una traducción completa del poema o de un corpus de poemas habría tenido que tomar en cuenta. A modo de compensación, se presentan aquí dos versiones íntegras realizadas en años recientes por Daniel Aguirre y Antonio Rivero, respectivamente.
La traducción de Daniel Aguirre forma parte de su Antología poética de Yeats, publicada por Lumen en el 2005:
A la memoria de Eva Gore-Booth y Con Markiewicz
Lissadell, y la luz de anochecida:
al sur abiertas las amplias ventanas,
en kimono de seda dos muchachas,
una gacela una, ambas bonitas.
Pero arranca un otoño desatado
flores de la corona del estío;
la mayor condenada a muerte ha sido,
perdonada, prolonga solitarios
años y entre ignorantes ya conspira.
Ignoro con qué sueña la menor
—una vaga utopía a lo mejor—;
pero la estampa es de tal política,
ahora que está marchita y demacrada.
Se me ocurre a menudo ir a buscar
a cualquiera de ellas para hablar
de esa antigua mansión georgiana,
y a nuestra juventud volver la vista,
imágenes mezclar, la mesa, charlas,
en kimono de seda dos muchachas,
una gacela una, ambas bonitas.
Queridas sombras, todo habéis visto:
toda la insensatez de pelearse
con vulgares mentiras y vulgares
verdades. Lo inocente y lo bonito
enemigos del tiempo solo son;
levántate y ordena que yo encienda
un fósforo tras otro hasta que prenda
el tiempo; y, si hay conflagración,
corre hasta que los sabios la conozcan.
El magno mirador es obra nuestra,
culpables se nos declaró; ordena
que encienda yo un fósforo y sopla.
La traducción de Antonio Rivero se encuentra en el volumen Poesía reunida de W. B. Yeats, publicado en el 2010 por Pre-Textos:
En memoria de Eva Gore-Booth y Con Markiewicz
I
La luz cuando atardece, Lissadell,
ventanales abiertos hacia el sur,
dos chicas en kimonos de seda, ambas
hermosas; una, una gacela.
Mas un otoño delirante arranca
flores de la guirnalda del verano;
la mayor está condenada a muerte;
indultada, alarga años solitarios
conspirando entre ignorantes.
Ignoro lo que sueña la más joven
—alguna vaga Utopía— y parece
vieja marchita y descarnado esqueleto,
fiel imagen de esa política.
Muchas veces pienso en ir a buscar
a la una o a la otra, y hablar
de aquella vieja mansión georgiana, mezclar
figuras de la mente, recordar
la mesa y la tertulia juveniles,
dos chicas en kimonos de seda,
ambas hermosas; una, una gacela.
II
Queridas sombras, ahora ya lo conocéis todo,
toda la locura de luchar
con la razón o el error común.
Inocentes y bellas
no tienen más enemigo que el tiempo;
levantaos y mandadme encender una cerilla,
y luego otra, hasta que prenda el tiempo;
si la conflagración se eleva
corred hasta que todos los sabios lo sepan.
Nosotros construimos la grandiosa glorieta,
ellos nos declararon culpables;
mandadme encender una cerilla y soplad.
Por último, el original de Yeats, por si algún lector desea seguir con el juego de los cotejos y las comparaciones:
In Memory of Eva Gore-Booth and Con Markiewicz
The light of evening, Lissadell,
Great windows open to the south,
Two girls in silk kimonos, both
Beautiful, one a gazelle.
But a raving autumn shears
Blossom from the summer’s wreath;
The older is condemned to death,
Pardoned, drags out lonely years
Conspiring among the ignorant.
I know not what the younger dreams —
Some vague Utopia — and she seems,
When withered old and skeleton-gaunt,
An image of such politics.
Many a time I think to seek
One or the other out and speak
Of that old Georgian mansion, mix
Pictures of the mind, recall
That table and the talk of youth,
Two girls in silk kimonos, both
Beautiful, one a gazelle.
Dear shadows, now you know it all,
All the folly of a fight
With a common wrong or right.
The innocent and the beautiful.
Have no enemy but time;
Arise and bid me strike a match
And strike another till time catch;
Should the conflagration climb,
Run till all the sages know.
We the great gazebo built,
They convicted us of guilt;
Bid me strike a match and blow.
Por supuesto, el juego de los cotejos no excluye cotejar el juicio del propio Yeats, que considera en este poema que Eva (quien, entre otras empresas, luchó por los derechos sindicales de las trabajadoras, el sufragio femenino o la causa del pacifismo) malgastó su cuerpo y su vida soñando con «una vaga utopía». Da la impresión de que el tribunal yeatsiano emitió un juicio un tanto severo sobre esa Eva utópica de cuyo nacimiento se cumplen precisamente hoy 144 años.